ELABORACION DE DOCUMENTOS HIPERTEXTUALES. REFLEXION SOBRE EXPERIENCIAS Y RETOS

Lluís Baeza de Oleza

Departamento de Ciencias Históricas y Teoría de las Artes U.I.B. (doctorando)

Pza. París 6, 6º A1

telf. 206329 o 173272 (Isabel Moll Blanes-UIB)

Palma de Mallorca, Balears.




Ante el nuevo siglo que se avecina países como España, faltos de una industria competitiva, ante la era de las nuevas tecnologías de la información sólo tendrán su oportunidad en la mayor o menor capacidad para desarrollar los recursos más valiosos: la formación y la cultura. Efectivamente, en la futura sociedad y economía informacional lo decisivo será el potencial humano, que siempre estará en función de su nivel educativo. Esto, sin embargo, supone a la vez un aliciente y un reto, el reto de rellenar el vacío abierto por unas tecnologías que todavía no saben muy bien cómo van a abrirse camino. Especialmente en el terreno educativo.

¿Por qué son importantes o dónde radica la importancia de las nuevas tecnologías de la información para la educación?

El salto cualitativo dado por la microinformática en los útlimos diez años, así como el desarrollo espectacular de los nuevos soportes de alta densidad, de los magnéticos a los ópticos, capaces de almacenar en un disco una cantidad de información inimaginable hace unas décadas, todo ello unido a los avances en la compresión digital y en las redes ópticas que permiten trasladar y compartir información de todo tipo, textual, sonora, imagen estática y en movimiento, etc. Con todo esto se ha llegado inevitablemente a la progresiva digitalización de todo tipo de información.

Con la digitalización de la información se está rompiendo con su tradicional estructura lineal. Al digitalizar la información ésta se hace discreta y, por lo tanto, compartible, manejable en partes y transportable. En nuevos soportes y espacios de la comunicación (pantallas y no papeles) se nos está abriendo una nueva era de la comunicación en la que una nueva palabra parece que puede curar los males del papel: interactividad. Ahora el receptor, no delante del papel sino de la pantalla, puede interferir el mensaje y decidir en parte o totalmente lo que va a recibir. La comunicación deja de ser unívoca y el mar de información en el que nos movemos se puede hacer manejable en función de nuestros intereses e inquietudes. No estamos obligados a seguir la linealidad narrativa del papel y su obligatoria jerarquía causal, sino que, en principio, siempre en principio, podríamos establecer nuestro itinerario. Un término nos simboliza estas posibilidades: hipertexto. Con las nuevas tecnologías de la comunicación, sea cual sea el tipo de información (textual, sonora o imágenes), la estructura y organización ya no es lineal sino hipertextual. El discurso ya no se monta por jerarquías causales, sino por nodos referenciales.

¿Y qué se consigue con todo esto? Con las nuevas posibilidades de la multimedia, o mejor dicho, con una de sus características esenciales, la interactividad, se desarrolla uno de los factores esenciales de la enseñanza: el aprendizaje. El alumno deja de ser mero receptor pasivo de información a través de la tradicional clase magistral, y, transportando parte de las materias a los nuevos soportes, se le motiva fomentando su participación. Se crean documentos hipertextuales donde el alumno navega por todo tipo de información referida a un tema o una asignatura; la navegación es en unos casos libre y en otros pautada por el profesor, estableciéndose ejercicios en los que, gracias a las posibilidades de la multimedia, el alumno simula y por lo tanto pasa a tener un papel activo en su propio aprendizaje. A su vez, este aprendizaje es controlado permanentemente por el profesor, puesto que todos los ordenadores de los alumnos, en casa o en el centro de estudios, están conectados. Se llega, pues, a la enseñanza en espacio y tiempo no real, donde todos participaran de las experiencias de los otros y de las orientaciones del profesor a cada uno de los alumnos. Se incrementa la comunicación entre los actores de la docencia, que es, en definitiva, lo que interesa.

Pero esto por el momento, a pesar de ser técnicamente posible, no deja de ser puntual. La potencialidad de las nuevas tecnologías es muy superior al uso cotidiano que se hace de las mismas. Lo novedoso es observar como la diferencia entre la potencialidad y el uso es hoy más amplia que en otras épocas. Las posibilidades abiertas en el mundo de la educación gracias a los avances en la microinformática y en las telecomunicaciones están bastante lejos del uso actual que se hace de las mismas.

Seguramente la diferencia radica en la velocidad con que van apareciendo los avances, que hacen imposible una adaptación normal y un desarrollo progresivo de sus potencialidades. Bajo mi punto de vista lo que hace falta es una reflexión profunda sobre el fenómeno de las nuevas tecnologías y su introducción en la docencia, más que respuestas concretas o productos aislados, que no es que no sean necesarios, sino que deben responder a una concepción amplia y global.

En el Departamento de Ciencias Históricas y Teoría de las Artes de esta Universidad José Antonio Pérez Minuesa y yo estamos colaborando con el Catedrático de la Universidad Carlos III Antonio Rodríguez de las Heras en la aplicación y desarrollo de su interfaz. Fruto de esta colaboración y asesoramiento se ha realizado una unidad didáctica para la asignatura "Historia Contemporánea" de tercer curso de carrera. Se escogió una parte del temario de la asignatura ("El Estado de Bienestar") y se elaboró un hipertexto como apoyo al seguimiento de las clases lectivas que yo mismo impartía. Los alumnos interesados tuvieron la opotunidad de seguir paralelamente las clases con el hipertexto en horas no lectivas, con una relativa libertad.

A continuación intentaré explicar la concepción de este hipertexto y la filosofía hipertextual del profesor R.de las Heras a partir de la cual hemos desarrollado nuestro trabajo.

Para el profesor R.de las Heras la evolución de las nuevas tecnologías ha venido marcada por los vicios de su adopción, que en el caso que nos ocupa se podría concretar en no asumir que nos movemos en un nuevo espacio de comunicación diferente del papel, de la hoja. Este nuevo espacio es la pantalla, que requiere una escritura diferente. Al utilizar los ordenadores como máquinas de escribir hemos inundado sus pantallas de texto como si de páginas se tratara cuando todos hemos sufrido el martirio de la lectura de pantallas atiborradas de texto. Luego, deslumbrados ante la multitud de prestaciones que nos ofrecen los distintos programas, no sólo la hemos llenado de texto sino también de múltiples de botones para realizar infinidad de funciones.

Es importante tener claro que la unidad básica de información de un documento hipertextual no es la página sino la pantalla; lo que se presenta en ella no tiene por qué sujetarse a las normas comúnmente aceptadas de cómo se debe distribuir la información en un página de papel. No tenemos por qué llenarla de texto, ni siquiera respetar estrictamente los márgenes o la ubicación del texto, ni numerarlas. Lo que debemos hacer es utilizar el texto y lo que sea (gráficas, imágenes, imágenes con sonido que acompañan a un trozo de texto, etc.) para comunicar la idea que en cada momento deseamos de la mejor manera posible. La unidad básica es la pantalla, y ésta no es una unidad básica de espacio, sino de tiempo: el tiempo que la información, la idea, está en la pantalla y que ahora no depende tanto del escritor como del lector.

Los papeles se invierten: la pantalla es la página permanente que nosotros como escritores debemos ir nutriendo de información, de ideas, para atraer al lector, porque el lector ahora tiene una interactividad mayor que la de ir girando las hojas. Es necesario utilizar una cantidad mayor de recursos para que la libertad del lector de interactuar esté pautada por la información que está recibiendo en cada momento y no por la forma en que está presentada. Está claro que si sólo utilizamos texto en la pantalla y la llenamos completamente de él, el lector lo que hará será abandonar la lectura. Igualmente si nos excedemos en la utilización de efectos visuales, botones de navegación y colores con sonidos espectaculares, las ideas que queremos ir transmitiendo se verán ocultadas por el envoltorio. Hará falta, al igual que un escritor ante el papel, recursos, estilo y también trama.

Recursos tales como mezclar formatos de letras, distintas y armónicas ubicaciones de texto e imágenes en la pantalla, utilizar la cinética del texto y de las imágenes para suceder las pantallas, que tendrán todos ellos un efecto diferente en función del hilo narrativo. Todo esto debe ser pensado muy detenidamente para adecuarlo al mensaje, para reforzarlo y lograr la atención del lector. También se requiere de estilo porque al fin y al cabo se está creando, se está intentando comuncar ideas que se deben enlazar para contruir un discurso lo más inteligible posible. Y trama porque hablamos de información hipertextual, y por lo tanto de referencias nodales que permiten al lector orientar su navegación, pero manteniendo un hilo narrativo, lo que implica un diseño previo muy claro por parte del escritor del mapa por donde se podrá mover, por donde el lector podrá navegar.

Frente al reto que como vemos supone afrontar el hecho de que nos movemos en una historia diferente del papel, Rguez. de las Heras no sólo nos abre los ojos, sino que nos ofrece su punto de vista. El aboga por una filosofía hipertextual basada en la arquitectura de bucles abiertos; la información hipertextual no es lineal, sino circular, en la que las pantallas se suceden unas a otras retornando siempre al punto de origen. Un bucle es un conjunto "n" de pantallas con un sentido narrativo que finaliza en la misma pantalla donde comenzó; al ser abiertos, los bucles poseen pantallas que pertenecen a otros bucles, esto es, a otros sentidos narrativos, que se enlazan a través de nodos. Los nodos son los puntos referenciales que conectan zonas de hilos discursivos complementarios entre sí, a los que se accede mediante los denominados puntos calientes o botones. Son los puntos de la pantalla en los que al lector se le permite interactuar para acceder, como dice Rguez. de las Heras, a información plegada. Una analogía de los nodos referenciales serían las aristas de un poliedro, que nos permiten ir hacia tantos lugares como segmentos salen de la intersección que representa la arista.





El diseño previo de los bucles, en definitiva de las navegaciones posibles, es fundamental a la hora de elaborar documentos hipertextuales. Establecer una buena "trama" hipertextual, con muchas posibilidades que permitan interactuar al lector, pero sin desorientar o hacer naufragar al lector, será reflejo del grado de conocimiento del tema y de la brillantez del "escritor".

Pero, ¿cómo lo hace el lector para moverse dentro del hipertexto? Precisamente el movimiento o navegación es otro de los aspectos importantes de la filosofía hipertextual de Rguez. de las Heras. Para el movimiento normal de ir ganando información pantalla a pantalla se sirve de tres bandas invisibles. Accionando en cualquier parte de la banda derecha avanzamos, y accionando en la banda izquierda retrocedemos. En este sentido, la idea es que la lectura en la pantalla del ordenador o del televisor, si bien es un espacio diferente del papel, se sirva de parte de su cultura, de lo que tenemos interiorizado de la cultura centenaria de los libros. Al girar una hoja hacia la izquierda ganamos información, y hacia la derecha volvemos atrás. Con el sistema de las bandas laterales igual. Se desecha, pues, la utilización de iconos intuitivos, flechas y demás, que nos indican su función. Esta filosofía defiende que lo único que debe ser visible en la pantalla es la información que se quiere transmitir, obviándose todo lo que no pertenezca a ella. Los iconos sólo se utilizarán de forma discreta, y siempre para saltar a pantallas de otros bucles y abandonar el hilo discursivo que se está siguiendo y enlazar con otro complementario. Los iconos o botones siempre serán los mismos, así como el efecto visual asociado a cada uno, con la intención de habituar al lector, de hacerle interiorzar sus funciones. El objetivo es el mismo que en el libro: cuando giramos los hojas no pensamos en ello, tenemos asumida su función.

La banda central sirve para abandonar el punto de lectura y bien dejar el hipertexto, bien acceder a otra parte de información (esta vez sin conexión discursiva, a diferencia de los botones) con la posibilidad de volver sin perder el punto originario de lectura, o bien acceder a lo que el denomina información estancada, es decir, información que no es discurso pero lo completa (bases de datos, bibliografía, biografías, apéndices, etc.).

El contenido de nuestro hipertexto lo adaptamos totalmente a toda esta filosofía. Pretendimos construir una visión histórica del Estado de Bienestar lo más completa posible, que no sólo sirviera de herramienta útil para el seguimiento de las clases, sino como un experimento para redactar un proceso histórico (la formación y desarrollo del Estado de Bienestar) adecuado a la forma en la que lo asimilamos: por múltiples referencias y no por causaciones lineales.

El hipertexto tiene cinco grandes regiones de información; de estas cinco una es el denominado "núcleo", un bucle inicial o introductorio que da pie a todas las navegaciones posibles y que a la vez tiene una significación propia porque es un ensayo que presenta el problema histórico. Las otras cuatro regiones están compuestas por un número variable de blucles que responden a la distintas ópticas mediante las cuales se puede afrontar el estudio del Estado del Binestar: una región se dedica al desarrollo histórico-político de un nuevo modelo de Estado, otra a la formulación económica del intervencionismo estatal, otra a la perspectiva del bienestar como desarrollo de la formas de proteccion social, y finalmente otra región en la que se tratan los distintos campos donde se manifiestan las políticas de bienestar. Hay que destacar que este diseño del hipertexto en cuanto a la información es teórico, porque en la práctica todas las navegaciones de cada bucle y región se sirven de pantallas de otras regiones.

¿Qué conclusiones extraemos de esta experiencia? Aparte de presentar y dar a conocer nuestro trabajo, quiero aprovechar esta oportunidad para plantear las inquietudes respecto al fenómeno de las nuevas teconologías en el terreno educativo.

Hay dos factores claves o retos a resolver que bajo mi punto de vista marcarán el desarrollo y la aplicación de las NN.TT.:

1º La estandarizacion.- Arriba se han anotado algunas de las alentadoras posibilidades docentes gracias a las NN.TT., especialmente en lo referente al aprendizaje, la simulación y la enseñanza en tiempo y espacio no real. Pero puestos a imaginar también podemos intuir las dificultades. En primer lugar, habría que ponerse de acuerdo en el formato que se utilizaría para implementar los temas o asignaturas para un soporte diferente del papel. Todos conocemos las guerras entre distintas compañías que han creado su propio entorno informático, dificultad que se vería luego aumentada para concretar el tipo de logical utilizado y los criterios seguidos a la hora de intentar imponer uno de ellos sin comprometer posteriores avances en el terreno del software. Dejando a una lado las cuestiones técnicas, bastaría enfrentarse a la tarea de cómo a nivel académico se debería desarrollar el proceso. ¿Qué temas y bajo que fórmulas se debería implementar en nuevos soportes? ¿Siguiendo qué criterios o procesos se establecería la complementariedad entre las "clases a distancia" (por llamarlas de alguna forma) y las lectivas? ¿Cómo deberían funcionar los departamentos ante un alud de nuevas y diferentes demandas docentes y tutoriales? ¿Quién financiaría el material necesario? ¿Sería éste para los alumnos o para los centros? ¿No implicaría todo esto un cambio radical de las políticas educativas, centradas tradicionalmente a invertir en infraestructuras y personal, y dedicar ahora los esfuerzos financieros a las necesidades de un nuevo tipo de enseñanza más centrada en las telecomunicaciones?

Sólo pensar a bote pronto cómo deberían solventarse estas cuestiones da idea tanto de las posibilidades de las nuevas tecnologías (que son técnicamente perfectamente realizables) como de las dificultades para hallar un solución para todos y cada uno de los problemas planteados. Pero sobre todo da idea de una cosa: ahora más que nunca se hace necesaria un reflexión profunda de hacia donde nos llevan los cambios, qué es lo que no queremos y qué debemos desechar, y cómo se deben afrontar las posibilidades de las nuevas tecnologías. En definitiva, resolver el problema de la estandarización, de la uniformidad de un proceso importantísimo para el futuro de una sociedad basado y centrado en la formación de sus integrantes. Si la formación es la base para el futuro de nuestro país, y las nuevas tecnologías son claves en este aspecto, es imprescindible afrontar el reto de uniformar su introducción en todos los niveles de enseñanza.

2º Los conocimientos.- Normalmente las actuaciones públicas vienen a responder una situación de hecho, rara vez se toma la iniciativa previamente. Lo habitual, pues, es formalizar lo que se viene produciendo casi con normalidad. Cabe suponer que el caso de las NN.TT. en el terreno de la educación no será una excepción. Nadie a nivel político, sea de ministerio, de colegios, de institutos, de rectorados o de departamentos universitarios presionará o tomará decisiones a nivel de estandarización si previamente no se han dado suficientes intentos de introducción de la multimedia en el devenir diario de la docencia que obliguen a ello, y lograr así un grado óptimo de comunicación y transmisión fuera del ámbito para el que fueron creados. Sin embargo, personalmente soy pesimista respecto a esta hipotética dinámica de los acontecimientos. Un pesimismo que nace de la falta de voluntad para adaptar los contenidos didácticos de las materias docentes a un tipo de soporte diferente del papel y de un marco diferente al de la clase magistral. En definitiva, falta lo básico, la cantera con la que nutrir todos esos proyectos diseñados para mejorar la calidad de la enseñanza valiéndose de la multimedia y de las nuevas tecnologías. Bajando a un terreno más comprensible: hace falta que la gente que tiene el conocimiento, los departamentos y los profesores universitarios, se acostumbren o se formen en un nuevo tipo de escritura, la hipertextual, utilizando nuevos medios (no sólo los textuales), y aprendan a comunicarse en un nuevo espacio. Esta clase de proyectos docentes no tienen futuro si los que tienen que crear los materiales didácticos multimedia, los que deben diseñar los interfaces, siguen siendo los de siempre: ingenieros o analistas informáticos, programadores, diseñadores gráficos, ingenieros o técnicos en telecomunicaciones, etc. Sólo cuando los que tienen el conocimiento se hayan formado o se hayan adaptado a un nuevo tipo de lenguaje, para la pantalla y no para el papel, y conozcan de primera mano las ventajas de la organización hipertextual de la información y de la multimedia, se establecerán los criterios adecuados para una satisfactoria difusión de estos sistemas de comunicación y harán "trabajar a sus órdenes" a todo ese elenco de técnicos en la materia. A medida que esto ocurra, entonces y sólo entonces, cada vez más contenidos, más "información", circulará en los nuevos soportes y más necesarios se harán los procesos de estandarización y la elaboración de proyectos marco.

¿Qué es lo que falta hoy y ahora para que esto ocurra? Primero voluntad real para que esta sucesión de acontecimientos se desencadenen. Si lo esencial es la cantera hay que crearla. Fomentar y patrocinar proyectos y líneas de investigación de cualquier especialidad que se implementen en nuevos soportes, becarios que organicen hipertextualmente los resultados de sus investigaciones, así como fomentar la edición de sus trabajos en los nuevos formatos (CD-ROM, CDi, etc.) y que su difusión no se va frenada a nivel académico. Segundo, y no menos importante, ofrecer a esta cantera herramientas lógicas sencillas en su utilización pero sobre todo en su concepción, para que la introducción en el mundo de las nuevas tecnologías no implique un esfuerzo suplementario (como por ejemplo aprender informática o la utilización de infinidad de programas). Esto es algo que todavía hoy sucede.

Estas son las inquietudes y los retos que requieren reflexión y respuestas. O más que respuestas requieren iniciativas significativas por parte de quien tiene la posibilidad de promoverlas con el mayor éxito posible. Nosotros pensamos que son las universidades, más que los departamentos o el ministerio, especialmente en universidades de tamaño mediano como la nuestra, las que deben diseñar proyectos interdepartamentales que respondan a los retos de la aplicación óptima de las NN.TT., solventado a la vez parte de los problemas del actual sistema de enseñanza: falta de participación del alumnado, masificación, lo poco rentable de la inversión en infraesctructuras, etc.

BIBLIOGRAFIA.

- Rodríguez de las Heras, Antonio: Navegar por la información. Fundesco. Madrid. 1991.

Lluís Baeza de Oleza, José Antonio Pérez Minuesa (Hipertexto): Estat de Benestar. Estat Social. Hypercard 2.0




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