LA EVALUABILIDAD DE LA FORMACIÓN DEL
PROFESORADO EN NN. TT. DE LA I. Y C. BAJO LA PERSPECTIVA DE LA EDUCACIÓN
INTERCULTURAL
Luis Miguel Villar Angulo
Universidad de Sevilla
Mesa Redonda 2: Implicaciones
pedagógicas de las redes en la formación y el perfeccionamiento de los profesores.
En II Congreso Nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación para la Educación.
Islas Baleares, 22, 23 y 24 de Noviembre de 1995
RESUMEN
PARÁMETROS EVALUATIVOS | NUEVAS TECNOLOGÍAS DE LA I. Y C. | EDUCACIÓN INTERCULTURAL |
CAMPO de la evaluación: producto, personal, actuación, propuesta, programa y política.
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Autoperfeccionamiento docente.
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Dos grupos de individuos interaccionan y se comunican significados del mundo.
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FUNCIONES
o cómo mostrar la lógica de la evaluación de los hechos a los valores.
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Deconstrucción de dicotomías evaluativas: (a) externa - interna, (b) formativa - sumativa, (c) cuantitativa - cualitativa, (d) aula - centro, (e) centralizada en región - diferida a periferia, (f) abajo - arriba, (g) escolar - formativo, y (h) emic - etic.
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Comprender idiográficamente comunidades de otros países; respetar diversidad de lenguas; manejar conflictos: concepto antropológico de sociocultura.
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GENERALIDAD DE CONCLUSIONES
o potencialidad / utilidad si se usa la evaluación para otros lugares, personas, tiempos y versiones.
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La reconstrucción curricular se mediría por: (a) desarrollo diferenciado de alumnos, (b) proficiencia en acceso, evaluación y comunicación de información, (c) incrementos en cantidad y calidad de pensamiento, y escritura de estudiantes, (d) solución de problemas de estudiantes, (e) oportunidades de trabajos expresivo y significativo de estudiantes, y (f) incremento en productividad escolar.
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Curriculum escolar para extranjeros: educación global,interrnacionalización, planetarización. |
NIVEL ANALÍTICO
o globalidad vs. componentes vs. dimensiones.
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Nueve módulos: vídeo, diaporama, sonido, fotografía, informática, autoedición, diseño, educación especial, telecomunicaciones.
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Nueve modelos docentes cognitivos: identidad étnica y social, personalidad autoritaria, atribución, grupo de referencia, identidad del yo.
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TIPO LÓGICO
o notas, rangos, puntuaciones, porcentajes.
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Entrevistas, observaciones, cuestionarios, análisis de contenidos.
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Interaccionismo simbólico: la clase como espacio de conflicto (entrevistas, observaciones). |
CRITERIOS USADOS
o indicadores de éxito o mérito.
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Entre otros: (a) racionalidad de usuarios, (b) compromisos comunes, (c) flexibilidad / acomodación de evaluadores, (d) reconversión de profesores, (e) copropiedad de usuarios.
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Parámetros fundamentales: curriculum (escolar y formativo -adaptado y reconstruccionista social-) y profesorado.
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PESOS DE LOS CRITERIOS: indicador primario vs. secundario (relacionado con la variable criterio por medios empíricos).
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Carácter formativo de las NN. TT. de la I. y C. vs. (a) tasa de uso de módulos por unidad didáctica, (b) tiempo de aprendizaje de tareas en relación a costes de módulos, (c) contenido de NN. TT. en áreas de conocimiento, y (d) carácter instruccional.
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Interpretación fenomenológica-hermenéutica del significado de protocolos como texto global vs. generación de una teoría fundamentada del contexto social, raza y lengua mediante la interactividad en línea (entrevistas).
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NORMAS USADAS
o niveles de actuación (utilidad, factibilidad, propiedad, exactitud).
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Utilidad: perspectivas para interpretar hallazgos.
Factibilidad: eficacia del costo.
Propiedad: acuerdos formales.
Exactitud: propósitos y procedimientos de evaluación.
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Utilidad: identificación de la audiencia.
Factibilidad: viabilidad política.
Propiedad: se respeta la dignidad en participantes de interacciones humanas.
Exactitud: análisis del contexto.
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PROCEDIMIENTO DE SÍNTESIS
o valoración de la importancia y significación globales.
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Niveles de cambio: (a) programaciones curriculares, (b) aprendizaje a través de laboratorios, y (c) conductas de cooperación, y (d) otros resultados: (i) intelectuales, (ii) emocionales, (iii) físicos y recreativos, (iv) estéticos y culturales, y (v) morales.
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Niveles de cambio: (a) igualdad en la diversidad, (b)
justicia frente a desigualdad, y (c) derecho a la diferencia.
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MÉTRICA PARA CADA OBJETIVO
o cómo se mide cada objetivo de acuerdo con un criterio.
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Herramientas: relaciones entre coste de módulos y (a) beneficios en aprendizaje, y (b) eficacia curricular a través de resultados (conocimientos, destrezas y actitudes).
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Protocolos en voz alta para medir la modificación de actitudes raciales por medio de tecnologías interactivas de telecomunicación; escalas para medir el aprendizaje cooperativo (interdependencia positiva) por medio de redes de comunicación.
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OBERTURA HIPOTÉTICA
La evaluabilidad de una investigación evaluativa (Hernández y
Rubio, 1991) de un programa de autoformación en NN. TT. de la I. y C.
percibe las metas de las acciones formativas como resueltamente alcanzables,
utilizándose intencionalmente sus resultados en los subsistemas
curricular y formativo como bases para el establecimiento de una
educación intercultural en una aldea global.
I. PARÁMETROS EVALUATIVOS
La lista de comprobación de las claves evaluativas usadas en este
trabajo se expresan en los siguientes términos (Scriven, 1991; The Joint Committee on Standards for Educational Evaluation & Sanders, 1994; Villar,1994a):
1. CAMPO de la evaluación: producto, personal, actuación,
propuesta, programa y política.
2. FUNCIONES o cómo mostrar la lógica de la evaluación de
los hechos a los valores.
3. GENERALIDAD DE CONCLUSIONES o potencialidad / utilidad si se usa la
evaluación para otros lugares, personas, tiempos y versiones.
4. NIVEL ANALÍTICO o globalidad vs. componentes vs.
dimensiones.
5. TIPO LÓGICO o notas, rangos, puntuaciones, porcentajes.
6. CRITERIOS USADOS o indicadores de éxito o mérito.
7. PESOS DE LOS CRITERIOS indicador primario vs. secundario (relacionado
con la variable criterio por medios empíricos).
8. NORMAS USADAS o niveles de actuación (propiedad, utilidad, viabilidad
y exactitud).
9. PROCEDIMIENTO DE SÍNTESIS o valoración de la importancia y
significación globales.
10. MÉTRICA PARA CADA OBJETIVO o cómo se mide cada objetivo de
acuerdo con un criterio.
En el dominio de la evaluación evaluativa se están refiriendo
conceptos que se encierran en la tautología: evaluación docente,
autoevaluación, modelo evaluativo, evaluación formativa repiten
el mismo pensamiento expresado de distintas formas, con el que se toman
decisiones instruccionales levemente racionales (Medina y Villar, 1995). Los
instrumentos evaluativos (en cualquier soporte tecnológico)
deberían ser capaces de recomponer la ardua cartografía de una
clase para mejorar convincentemente la eficacia escolar. Asistimos, a una
corriente científica donde políticos y pensadores cada uno con
sus carruajes viajan desaforadamente al territorio de la indagación
evaluativa, contrarrestando toda especulación filosófica con
elementos de medición, planificación o difusión de la
evaluación, potenciándose algo tan distorsionado como un
narcicismo metodológico sin rostro alguno. Continuamos, así,
inmersos en la paradoja lubricante de la discusión de la naturaleza de
los modelos evaluativos soportando la penetración de artefactos de
rendimiento y escalas de competencias docentes en clase: en los educadores
reside el desasosiego del nihilismo de la práctica educativa que deben
ineludiblemente interiorizar como la estética para el cambio de la
acción personal docente. De la anterior reforma educativa del setenta
permanece incólume la frecuencia evaluativa como mayor aportación
científica. Desde entonces, la evaluación ha sido desvirtuada
políticamente a causa de la banalización metódica a que
está llegando la evaluación cualitativa (hacer una
observación y una entrevista de un objeto parecen las vacunas que
inmunizan la validez de esta metodología). El feliz quebrantamiento de
la artificiosa oposición cualitativa-cuantitativa
([[questiondown]]platónica-romana?) ha incrementado mi repertorio
simbólico, inclinándome por un eclecticismo arquetípico,
frente a un modelo evaluativo exclusivista. No es sólo un
antídoto contra cualquier tipo de fundamentalismo y etnocentrismo (antes
fue el número de los cuantitativos, ahora la palabra con función
suasoria de los cualitativos), es que si no atravesamos ese círculo de
tiza vegetaremos en la incertidumbre del valor de ambas aproximaciones. El
pensamiento evaluativo debe rearmarse -me digo- hacia lugares múltiples
(escenarios, agentes, jueces, normas, métrica, consultorías...) e
ir más allá de la mera facticidad, es cierto, y trazar nuevas y
complejas radiografías en los escenarios educativos y didácticos
([[questiondown]]por qué rechazar la telemática evaluativa?),
reemplazando esteticismos cualitativistas y pragmatismos cuantitativistas por
tensiones de legalidad y moralidad evaluativas; asimismo, permutar el
etnocentrismo de una clase de referencia por el multiculturalismo de los
sujetos evaluados en contextos policéntricos, el individualismo
unidimensional de una prueba por el subjetivismo complejo de la persona (donde
resida la íntima satisfacción), la autocomplacencia en la
medición (a veces, deficiente y contaminada) por el distanciamiento
crítico, encarnado en la percepción de propiedad, compromiso
social de mejora, voluntad de cambio y honradez en la retroacción. Como
hay que funcionar contra el tecnocentrismo de las pruebas curriculares
centralizadas que todo lo homologa, el giro hacia la pluralidad de dimensiones
y pruebas evaluativas se hace ineludible. Además, se ha extendido en
algunos contextos la imagen impracticable del foro unido, con normas
consensuadas, que ha hecho necesaria la autorreferencia mutua. De ahí,
también, la falacia del modelo o sentido evaluativo único. Estoy
asumiendo que la cultura evaluativa deberá perder un hipotético
carácter subsidiario, aséptico y neutralizado, conformado a un
sistema universal. Al tiempo, la oficialidad autocomplaciente publicada en los
boletines administrativos ni debe menoscabar ni amenazar la autonomía
profesional; bien al contrario, debe recuperar el hálito humano en los
agentes (evaluadores y evaluados). No apelo a ninguna nueva
sistematización evaluativa. La fragmentación de cánones,
métodos y técnicas es inevitable, sabiendo que la
fragmentación no es sinónimo de debilidad, y esto es justo lo que
me permite ensayar la recuperación del evaluado (profesor o estudiante)
que había sido forcluido como compañero. El respeto
empático a la cultura del otro (viendo por sus ojos las evidencias
acumuladas) no debe confundir participación solidaria con
homologación, conjunción de esfuerzos de evaluadores y evaluados
con la fagotización de éstos. De la pluralidad de modelos
evaluativos, al menos dos formas de investigación se pueden aplicar al
estudio de la práctica: la investigación formal y la
indagación crítica que se orienta a la mejora de la
práctica, asumiendo que el profesor tiene una legítima
visión personal de la enseñanza (sus pensamientos, conocimientos,
creencias y acciones) y que puede comunicar los cambios que hace en los
contextos, en las prácticas, con los alumnos a sus compañeros
docentes con el ánimo de obtener un conocimiento más profundo de
la práctica profesional. Si bien no ha llegado aún una
evaluación docente formal al estilo de la que se realiza en la
enseñanza universitaria, la creciente sensibilidad social por el
progreso llevará el peligro a la evaluación de los docentes: el
público demandará de los gobiernos aumento de la calidad
educativa y de su personal que se situará en el ojo del huracán;
la hipotética crítica afectará por elevación a las
instituciones de formación del profesorado responsables de los planes de
estudio y de los títulos de maestro; la debilitada moral docente
llegará a límites próximos al burnout (se
quemará) ofreciendo mayor reticencia a los planteamientos de una reforma
que adolece de un infradotado equipamiento en materia de personal para hacer
frente a requerimientos curriculares, optatividad, comprensividad, etc.,
peligro que ya han intuido otros autores. La investigación formal sobre
la práctica no proporciona una retroacción tan inmediata como la
anterior si bien se ocupa de la generalización de los hallazgos de
clase. Bajo esta premisa se han enfocado los tests que valoran a los
estudiantes y en particular los tests para comprobar el pensamiento de los
alumnos o lo que se llama el funcionamiento cognitivo de alto orden como
procedimiento para garantizar el progreso educativo. Nos encontramos ante el
problema de la psicología instruccional de construir un marco de
referencia por el que se asocien aspectos de la instrucción con
constructos cognitivos. [[questiondown]]Se pueden desarrollar pruebas para
medir el razonamiento en situaciones reales: de qué naturaleza, bajo
qué situación, en qué contextos específicos? No
cabe duda que la cuestión de la validez de las pruebas -medir lo que se
pretende medir- es el nudo gordiano de los sistemas educativos dinámicos
o las aproximaciones curriculares centralizadas que pretenden dar
retroacción y ofrecer un output creíble del sistema educativo. En
la evaluación del sistema educativo andaluz se ha soslayado la
evaluación cuantitativa y se ha acentuado la cualitativa. No esgrimen
razones de ese postulado los políticos. Si bien existen problemas
asociados con los tests objetivos -grado de directividad o relación
existente entre una destreza cognitiva abstracta y la característica de
actuación observable- no por ello se debe obviar su uso, puede, bien al
contrario, favorecer el conocimiento de una situación si se observan las
características que las hacen válidas sistematicamente
(respetando principios de diseño, como son los componentes del sistema
de pruebas -serie de tareas de variado espectro, especificación de los
rasgos primarios que se evalúan en cada tarea y subproceso,
catálogo de actuaciones en cada tarea y un entrenamiento en la
puntuación de cada tarea-). En definitiva, [[questiondown]]se puede
apoyar el cambio curricular con una evaluación basada en pruebas? Parece
que la búsqueda de la objetividad ha reducido el rango de las destrezas
seleccionadas perdiéndose los altos vuelos del razonamiento
(reflexividad, construcción, autorregulación) en el
papel.[[questiondown]]Se puede asegurar la calidad de una evaluación?
Hay autores que apuestan afirmativamente y que enuncian sus requisitos:
consecuencias de la prueba, limpieza en el tratamiento de las diferencias
multiculturales, transferencia y generalización de las capacidades del
estudiante, complejidad cognitiva de la prueba, calidad del contenido,
así como contenido cubierto en el test, significatividad de la prueba, y
coste / eficacia. El análisis de las formas indirectas de razonamiento
de los estudiantes no debe omitir la interacción poliédrica entre
sus propios pensamientos y los del profesor (expuestos discursivamente) cuando
se enjuicia la práctica del aula. Se impone realizar una
deconstrucción del texto de la práctica para demostrar, decantar
y declamar la reflexividad implícita en la sociotextualidad
polimórfica del aula. Un análisis del discurso de la clase
significa argumentar sobre los tres elementos que lo configuran (cognitivo,
crítico y narrativo) para delimitar esquemas de conocimiento, aspectos
morales y descripciones de incidentes críticos pertenecientes a una
situación de clase. Cuando se han investigado las teorías
personales de los profesores se ha podido percibir lo que hacen para cambiar el
ambiente de aprendizaje en áreas curriculares: desde posiciones
realistas propias del interés técnico a posiciones de la
epistemología constructivista donde los estudiantes se orientan hacia
cuestiones de la práctica y valores de la autonomía y
emancipación. Alineo, entre otros, los siguientes objetivos de la
evaluación: (a) la evaluación de la práctica educativa
sirve para desarrollar teorías didácticas fundamentadas y
promover una visión comprensiva del cambio constante docente. La
práctica aporta datos (observaciones, notas de campo, diarios, cartas,
proyectos curriculares, medios audiovisuales, grabaciones en video) sobre los
que se elabora reflexivamente una interpretación de los acontecimientos,
una reconstrucción del significado; (b) el profesor reflexivo, aquel que
produce conocimientos por medio de procesos de indagación
crítica, considera y atiende los atributos relacionados con los
problemas de la práctica; (c) reconsiderar la evaluación del
conocimiento como un proceso recursivo por el que se definen, describen y
analizan las palabras del discurso de una evaluación. (Con objeto de
captar la evidencia de las actuaciones se escriben resúmenes
interpretativos, asumiendo una compatibilidad entre interpretación y
evaluación), y (d) iluminar las relaciones entre prácticas de
evaluación de clase (retroacción eficaz, normas evaluativas,
frecuencia evaluativa, selección de las tareas evaluativas) y
actividades y rendimiento de aprendizaje (dominios cognitivo y afectivo).
Comienza el triunfo racionalista en la evaluación con estas palabras:
"En el lenguaje de los tests y medición, un criterio (variable) es
cualquier cosa que se cuente como éxito, el beneficio o dividendo... En
el lenguaje de la evaluación, el término se usa a veces de manera
difusa, para incluir indicadores de éxito o mérito..."
(Scriven, 1991: 111). En la evaluación de programas, se pueden
establecer pautas para el momento inicial del programa, para el proceso de
aplicación del programa y para la evaluación final. Si
prestáramos atención al momento inicial de introducir un
programa, por ejemplo, Informática Aplicada o Información y
Comunicación de Educación Secundaria Obligatoria
(Consejería de Educación y Ciencia de la Junta de
Andalucía, 1993b), establecería cinco proposiciones generales
acerca de la evaluación de la práctica: (a) los profesores se
comprometen con los alumnos y su aprendizaje; (b) conocen las materias que
enseñan y cómo enseñarlas a los estudiantes; (c) son
responsables de la gestión y seguimiento del aprendizaje del estudiante;
(d) piensan sistemáticamente acerca de la práctica y aprenden de
ella, y (e) son miembros de comunidades de aprendizaje. Como se supone, en una
evaluación de cualquier objeto debe haber una relación entre el
indicador y la teoría que lo sustenta. Hay distintos modos de entender
la relación entre una teoría (curricular, instruccional,
organizativa, personal) y sus correspondientes indicadores, que originan un
problema metodológico añadido (la validez). La validez de
cualquier prueba de evaluación debe primar antes que la fiabilidad de la
misma, entre otras razones porque tiene que garantizar la esencia del objeto
medido. Por ello, es un desafío metodológico abordar con
plausibilidad la validez de una prueba: en el supuesto de evaluación de
programas de formación de personal docente -como objeto-,
significaría discutir un concepto unitario sobre la competencia
docente, delimitar las consecuencias, usos y aplicaciones derivados, por
ejemplo, en materia de selección de profesores tras haber pasado pruebas
débilmente delineadas y las prioridades en cuanto a las preguntas
que se deben formular: así, la consideración del profesor como
unidad de análisis en un contexto determinado. La fiabilidad o
generalización ha sido la enemiga de las evaluaciones construidas y
usadas ampliamente. [[questiondown]]Puede haber validez sin fiabilidad? Cuando
la fiabilidad se define como la consistencia entre medidas independientes con
la intención de ser intercambiables, la respuesta es sí.
Finalmente, en ocho atributos críticos resumo los sistemas de
evaluación eficaces: (a) todos los participantes aceptan la validez del
sistema; (b) todos los participantes comprenden en profundidad la
mecánica del sistema; (c) los evaluados conocen que los criterios de
actuación tienen una justificación clara y consistente; (d) los
evaluadores se entrenan adecuadamente en el uso procedimental y sustantivo del
sistema; (e) se emplean niveles de evaluación cada uno con una meta
diferente; (f) la evaluación distingue entre las dimensiones formativa y
evaluativa; (g) se usa una variedad de métodos de evaluación, y
(h) la evaluación es una prioridad de la administración.
II. NUEVAS TECNOLOGÍAS DE LA I. Y C.
El Plan Andaluz de Formación Permanente del Profesorado ha considerado
que una de las modalidades formativas es el autoperfeccionamiento docente. En
consecuencia, la Consejería de Educación y Ciencia (1993a) ha
convocado actividades de autoperfeccionamiento, siendo una de ellas la
integración de las NN. TT. de la I. y C. en el Proyecto Curricular de
Centro (PCC). En este supuesto de investigación evaluativa sobre
autoformación trataré de deconstruir algunas dicotomías
evaluativas: (a) evaluación externa desde la Universidad - interna de
los equipos docentes de centros, (b) evaluación formativa para la mejora
personal e institucional de miembros del programa de NN. TT. de la I. y C.
-evaluación sumativa sobre la eficacia de la inversión en NN.
TT.de la I. y C., (c) evaluación cuantitativa por medio de cuestionarios
y pruebas que busca la generalización - evaluación cualitativa
centrada en las singularidades de casos personales y organizativos que busca la
comprensión referente, (d) evaluación desde el aula -
evaluación desde la unidad centro, (e) evaluación centralizada en
el tamaño región - evaluación diferida a la periferia
comarcal de un centro / CEP, (f) evaluación desde abajo (fundamentada en
la práctica) - evaluación desde arriba (metodología de la
disciplina), (g) evaluación desde situaciones escolares -
evaluación desde un enfoque institucional formativo, y (h) perspectivas
emic - etic de la evaluación de la práctica: relaciones
investigador / investigado o perspectiva emic (se quieren conocer las creencias
y actitudes de los sujetos) vs. la perspectiva social del investigador
de la investigación o etic (Villar, 1995). De acuerdo con la
acción formativa a considerar en un programa de NN. TT. de la I. y C.:
(i) proceso de implantación, (ii) productos obtenidos, (iii) agentes
implicados como usuarios o evaluadores, y (iv) contextos y entornos sociales,
para dar un informe más adecuado sobre el aspecto tecnológico de
la reforma educativa, en general, y de la preparación profesional de los
profesores en el ámbito tecnológico particular, que combina
distintas estrategias y materiales curriculares, como los ordenadores, los
multimedia o los videos educativos, y enfoques científicos sobre el
perfeccionamiento en NN. TT. de la I. y C., como es la televisión
interactiva, una de las primeras cuestiones científicas a plantear es
seleccionar una estrategia, por ejemplo, la acreditación, que
delimitaría y configuraría el conocimiento base aplicado al
área de las NN. TT. de la I. y C. (Villar, 1994b). Ahora, señalo
otras alternativas multidisciplinares para ampliar la teoría evaluativa
de un programa de NN. TT. de la I. y C. Surco aspectos valiosos del modelo
Sistema Integrado de Evaluación (S.I.E.) (Medina y Villar, 1995) para
impulsar la situación autoformativa rectamente interpretada: (a)
racionalidad en el uso de NN. TT. de la I. y C. por los usuarios, (b)
manifestación de compromisos comunes de profesores de NN. TT. de la I. y
C. de distintos centros, (c) flexibilidad / acomodación de los
evaluadores externos a las perspectivas variadas de profesores sobre el valor
de las NN. TT. de la I. y C., (d) reconversión de los profesores
integrantes de la investigación en la red del programa de NN. TT. de la
I. y C. de esta comunidad o cuando menos en colegas críticos de los
efectos de las NN. TT. de la I. y C., (e) copropiedad de los usuarios del
programa de la información generada a través de entrevistas,
observaciones, cuestionarios, análisis de contenidos: profesores,
asesores de CEPs, etc. Hemos asumido (Villar y Cabero, en desarrollo) un
carácter formativo para la evaluación de un programa formativo de
NN. TT. de la I. y C.: no sólo describimos qué ocurre en el
conocimiento de los docentes sino que proponemos cómo es el cambio
fundamentado en la práctica de los mismos. Las herramientas para la
planificación de la evaluación de las actividades del programa -
vídeo, diaporama, sonido, fotografía, informática,
autoedición, diseño, educación especial,
telecomunicaciones - no omitirán algunas coordenadas otras veces
sobreseídas: (a) guías evaluativas de los PCC que asuman la
utilización de NN. TT. de la I. y C., (b) valoración de las
necesidades de profesores que hayan realizado cursos de perfeccionamiento en
NN. TT. de la I. y C. vs. quienes no los tengan, (c) selección de
informantes clave entre el profesorado que va a utilizar los recursos de NN.
TT. de la I. y C., (d) aproximación conocida como foro
comunitario que incorporará percepciones, bien del Consejo Escolar
del Centro o del Consejo de Centro - según se refiera en este
último caso a Centros de Educación de Adultos -, y (e) sondeo
realizado al censo de profesores de NN. TT de la I. y C. Las herramientas para
el seguimiento de la evaluación del programa considerarán datos
provinientes de la observación participativa - miembros del equipo
universitario de evaluación incorporan al proyecto sus conocimientos /
argumentos de los usos innovativos de la tecnología - de los profesores
que trabajan con módulos tecnológicos, así como de las
opiniones vertidas en entrevistas en profundidad con informantes especializados
- profesores de módulos tecnológicos -. Las herramientas para
medir el impacto de la evaluación del programa incluyen distintas
tecnologías de evaluación: desde experimentos azarizados o
verdaderos con aulas a experimentos no-
azarizados
con controles en ciertas variables (tipos de módulos de materiales
usados o antecedentes en el perfeccionamiento profesional docente). Es
más, se considerarán otras consabidas fronteras evaluativas: (a)
aplicar medidas de control antes y después del tratamiento de un
programa formativo, (b) seleccionar la evaluación judicial entre
profesores de un centro que usan o no las NN. TT. de la I. y C. para constatar
el impacto en el aprendizaje de alumnos de un mismo centro o entre centros
según las hayan aceptado o no, y (c) asumir la revisión de
expertos que giren visitas y realicen informaciones críticas sobre los
PCC que acepten NN. TT. de la I. y C. Las herramientas para constatar y trazar
la eficacia del programa no omitirán: (a) la relación entre el
coste de los módulos tecnológicos entregados por la
administración y los beneficios en el aprendizaje de materiales a
través de los PCC, y (b) la relación entre el coste de los
módulos tecnológicos entregados por la administración y la
eficacia curricular de los PCC medida a través de convincentes
resultados (conocimientos, destrezas y actitudes). Como se puede observar,
varias son las opciones evaluativas que seleccionamos. El objetivo lo
declaramos como sigue: [[questiondown]]qué acciones formativas tienden a
mejorar el conocimiento tecnológico?, que se integren posteriormente en
una aproximación al Desarrollo Profesional Docente en Nuevas
Tecnologías de la Información y la Comunicación
(DPD-NTIC). La identificación y análisis de necesidades de
profesores que asuman el programa indicarán, entre otros aspectos, los
grados de satisfacción / insatisfacción de los usuarios sobre
fenómenos tecnológicos. No se oculta que, entre otras
dificultades, la fase de implantación del programa y la subsiguiente
evaluación de la misma convierten a los centros educativos que acepten
los postulados del programa en unidades organizativas específicas de
entrenamiento, constatándose la eficacia del programa por medio de
dimensiones de cambio - personales e institucionales - que se han aplicado a
centros educativos y que reconsideramos para el propósito. Así y
entre otros niveles de cambio, los datos seleccionados permitirán
conocer: (a) reacciones ante la introducción y uso de programaciones
curriculares que incorporen, por ejemplo, el empleo de calculadoras en la
realización de funciones aritméticas, algebraicas o
trigonométricas, (b) el aprendizaje, por ejemplo, a través de
laboratorios que utilicen microordenadores para favorecer el constructivismo o
reestructuración de esquemas en ciertas materias curriculares, (c)
conductas de cooperación en los alumnos que propicien la
comunicación a distancia, y (d) otros resultados en las siguientes
áreas: (i) intelectual (redacciones narrativas mediante el empleo de
procesadores de textos), (ii) emocional (redes de amistades grupales mediante
el intercambio de documentos electrónicos), (iii) física y
recreativa (creación de videos y fomento de la comunicación
adaptada según niveles de videointeractividad), (iv) estética y
cultural (productos realizados por alumnos y profesores de fotografía
digital, animación basada en el ordenador, etc.), y (v) moral
(promoción de valores como el respeto a la intimidad y propiedad de la
información) (Cabero y Martínez, 1995). Por la especificidad de
esta estrategia evaluativa, no omitimos el cotejo y la consideración en
el informe de (a) los equipos tecnológicos y el almacenamiento de los
módulos donados por la administración, (b) la tasa de uso de los
recursos de los módulos por unidad didáctica, (c) el tiempo de
aprendizaje de una tarea en relación a los costes de los módulos
y a otros recursos que compongan un hipotético laboratorio multimedia en
los centros del programa en relación a otros materiales, (d) el
contenido curricular en las áreas de conocimiento referidas
anteriormente, así como (e) el carácter instruccional aplicado a
la programación individual de los profesores. Los efectos de la
reestructuración de la institución escolar y de la
reconstrucción curricular de los PCC que tengan los módulos los
medimos por las siguientes variadas razones: (a) desarrollo diferenciado de los
alumnos, (b) proficiencia en el acceso, evaluación y comunicación
de la información de los alumnos, (c) incrementos en la cantidad y
calidad del pensamiento y escritura de los estudiantes, (d) solución de
problemas de los estudiantes, (e) oportunidades de trabajo expresivo y
significativo de los estudiantes, y (f) incremento en la productividad
escolar.
III. EDUCACIÓN INTERCULTURAL
La idea de educación multicultural surge cuando dos grupos de
individuos, con dos visiones distintas del mundo, interaccionan y se comunican
el significado que para ellos tienen las personas y los hechos. La
educación multicultural ha puesto de manifiesto en países de
distintos credos e ideas, géneros, etnias, clases y lenguas que los
sistemas educativos - sus currículos escolares, planes y procedimientos
formativos - no deben ser estructuras organizativas puestas al servicio de la
política de los gobiernos para asimilar e integrar a las minorías
conformándolas con las normas y ritos de la mayoría cultural
dominante. Frente a posiciones conservadoras y uniformistas de la cultura,
políticos y educadores de los países que tienen diversidad
cultural entre sus gentes han promovido normas jurídico-educativas
encaminadas a impulsar una educación para el respeto de las diferencias
en donde la multiculturalidad es un principio vertebrador de la acción
educativa y del currículo escolar cuyas metas son comprender a las
comunidades de alumnos, y colegas de otros países; respetar la
diversidad de lenguas de los usuarios de esas comunidades, y manejar los
conflictos que enriquezcan la cultura. El término multicultural parece,
pues, referirse a cualquier tipo de diversidad del sujeto, y en este sentido se
ha incluido también al niño disminuido, de suerte que las
reformas educativas de la integración y de la educación
multicultural se han simultaneado a veces en el tiempo. Si el concepto de
educación multicultural se ha prestado al confusionismo debido a la
pluralidad de acepciones que entraña en el campo semántico la
expresión cultural, que han generado expresiones como
educación multicultural, educación bicultural y bilingüe,
pluralismo cultural, etc., otro tanto podría decir cuando aquel
término se ha aplicado no tanto al currículo escolar cuanto al
formativo. Por ejemplo, cuando se ha aceptado el hecho diferencial del
bilingüismo se ha promovido una educación bicultural y planes
formativos orientados a la preservación del pluralismo cultural. Esta
perspectiva de trabajo - concepto antropológico de sociocultura - no
resulta extraño en nuestro país, si se observa la
evolución de los sistemas escolar y formativo en las comunidades
autónomas que tienen tradiciones culturales históricamente
diferentes. La educación multicultural supone dotar al niño de
múltiples competencias que le capaciten para establecer
comunicación e interacciones democráticas con otros niños
de culturas diferentes en la comunidad escolar. Los parámetros
fundamentales para evaluar el mérito de un programa intercultural son:
curriculum (escolar y formativo -adaptado y de carácter
reconstruccionista social-) y profesorado (Fermoso, 1992; Vicente, 1992;
Villar, 1992). Las definiciones y metas establecidas han sido variadas y
están en función de los autores - educadores y políticos -
de los textos. De carácter educativo son los estudios críticos de
Sleeter y Grant (1987: 422), que establecieron las siguientes concepciones de
la educación multicultural: "enseñanza del niño
diferente", consistente en la asimilación de niños de distinta
raza de forma que el programa educativo escolar sirva de puente a la corriente
cultural dominante; "relaciones humanas", que trata de ayudar a niños de
distintos orígenes para que se aprecien entre sí; "estudios de
grupo único", que fomentan el pluralismo cultural en los centros
educativos a través de cursos sobre las contribuciones de grupos humanos
procedentes de distintos géneros, etnias, y clases sociales;
"aproximaciones multiculturales", que promueven el pluralismo cultural y la
equidad social reformando el currículo escolar de forma que éste
muestre la diversidad cultural; "educación que es multicultural y
reconstruccionista social", que desafía la desigualdad de la estructura
social y ensalza la diversidad cultural. Nueve modelos docentes cognitivos
(Wilson y Cole, 1991) promueven presupuestos teóricos
psicopedagógicos, que pueden evaluar, en definitiva, bajo una
perspectiva idiográfica, la identidad étnica y social, la
personalidad autoritaria, el concepto de atribución, el grupo de
referencia o la identidad del yo. La selección de la tradición de
investigación cualitativa conocida por el interaccionismo
simbólico entiende la clase como un espacio de conflicto, donde la
legitimación de la palabra se sitúa en los interlocutores de la
comunicación. Sleeter y Grant (1987: 429) establecieron metas para una
educación multicultural: "Fortalecer y valorar la diversidad
cultural... Derechos humanos y respeto a la diversidad cultural... Elegir vidas
alternativas para la gente... Justicia social e igualdad de oportunidades para
todo el mundo... y distribución equitativa del poder entre los miembros
de todos los grupos étnicos". De carácter político fue
el informe Swann de Inglaterra que identificó claramente tres niveles de
metas en cualquier modalidad de educación multicultural: comunidad,
nacional e internacional, expresando que: "una educación que
sólo busca enfatizar y destacar la identidad del grupo racial del
niño, a expensas del desarrollo tanto de la identidad nacional cuanto de
una perspectiva global internacional, no se puede considerar de ninguna manera
multicultural" (citado en Lynch, 1989: 2). La perspectiva global refleja
una aproximación intercultural en donde la interconectividad y la unidad
sistémica están presentes en el tratamiento de la diversidad
étnica y cultural, y del pluralismo cultural, y se refiere
indistintamente a programas escolares y formativos. La aproximación
multicultural global desborda los límites curriculares que se han
manejando en países como el nuestro o de nuestro entorno - así
ocurre en Portugal -, a pesar de los problemas étnicos (caso de los
gitanos) y sociales (producto de la inmigración de mano de obra barata
de países del Mogreb, y Latinoamérica) que vivimos, frente a
otros países de claras resonancias multiculturales, como Estados Unidos,
Canadá, Inglaterra, etc., que discuten cuestiones como educación
global o educación intercultural. Sin hacer distinción entre
ambas perspectivas curriculares (educativa y política), una buena
educación multicultural incluye los siguientes fundamentos: (a)
análisis de la composición y ambiente de la comunidad social, que
indica el grado de aceptación de los supuestos del respeto a un
pluralismo cultural; (b) enseñanza en profundidad de la lengua materna;
(c) enseñanza de otra lengua obligatoria distinta de la oficial; (d)
incorporación de la perspectiva multicultural en las materias
curriculares existentes; (e) atención al desarrollo personal de los
estudiantes; (f) implicación de los padres en los programas escolares;
(g) uso de materiales y recursos instruccionales ausentes de inclinaciones
culturales o sesgos, y (h) evitar malas interpretaciones culturales o racismo
en el tratamiento de las minorías de estudiantes y profesores. Bajo esta
premisa, se entiende que una educación multicultural debe conformar el
currículo escolar - tema transversal, como lo es la educación
para la paz (Rodríguez, 1995) - y no ser una asignatura del mismo.
Pretendo que una interpretación
fenomenológica-hermenéutica del significado de los protocolos
verbales de alumnos y profesores como textos globales actúen como
criterios de evaluabilidad vs. la generación empírica de
una teoría fundamentada del contexto social, raza y lengua
inductivamente a partir de la interactividad en línea con sujetos -
colegas o alumnos - (entrevistas). Además, un enfoque evaluativo de NN.
TT. de la I. y C. que tiene por meta la multiculturalidad debe responder, entre
otros, a los siguientes principios comprendidos entre las siguientes normas: se
identifican las categorías simbólicas de la audiencia (utilidad),
se considera la viabilidad política, en cuanto que se planifica la
evaluación de la interculturalidad con antelación a las
diferentes posiciones de los grupos de interés (factibilidad), se
respeta la dignidad de los participantes de las interacciones humanas
(propiedad), y se analiza el contexto donde ocurre la acción
(exactitud). Los niveles de cambio esperados de la evaluación son: (a)
igualdad en la diversidad, (b) justicia frente a desigualdad, y (c) derecho a
la diferencia. La evaluación del programa incluye una métrica
para cada objetivo. Así los protocolos en voz alta miden la
modificación de actitudes raciales por medio de tecnologías
interactivas de telecomunicación, y en otro orden de cuestiones, las
escalas comprueban el aprendizaje cooperativo (interdependencia positiva) a
través de redes de comunicación.
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